Tomando como premisa a nuestro inconsciente como el lugar en donde la percepción se vuelve una decisión.
Si nuestro inconsciente fuera nuestro ojo interno y lo viera todo del color de su iris, su colorización sería limitada pero no sus posibilidades de imaginación y elaboración de imágenes. Podría ir desde lo más imposible, hasta las cotidianidades más regulares. Sería todo de una misma paleta cromática, todo del color de nuestro ojos.
Se trata de un sueño de un hombre que se mira desde las alturas de su espacio inconsciente. Encuentra a un hombre que busca devolver la mirada que siente venir desde los cielos de su universo inventado. El hombre sueña en color azul pues, sus ojos siendo azules, deciden cómo percibir. Se trata de un color vital que es infinito, es agua y cielo, mar y vida, temor y paz; cosas contradictorias pero complementarias. Este sueño es un enigma para el hombre, que confundido, busca la mirada que siente sobre su cabeza. El sueño lo coloca en medio de un bosque (que ahora es azul), mira arriba y solo encuentra el cielo. Emprende su búsqueda para descubrir quién lo esta mirando, quién lo vigila y controla. Encuentra un espejo que será su llave para despertar.
Es sobre un sueño de un hombre que se mira sin encontrarse
Se mira desde sus propios cielos,
y encuentra un ser en busca de lo mismo
Parece ser él
Al fin
Se encuentran sus miradas
sin saber si se reconocen