Yehudia 2.0

Yehudia 2.0

Mi nombre es una palabra en hebreo; mi apellido en alemán. Ambas se relacionan con la luz, con un pueblo y una tradición.

Las palabras nos dan identidad, cargan una historia que se hereda a través del reconocimiento y la asimilación. En el mismo sitio, la religiosidad traza un ritmo de vida para encontrarle sentido. Ahí me pregunto qué tanto me pertenece y hasta dónde le pertenezco. En esta serie, el género es un eje transversal que atraviesa la relación de la imagen con el cuerpo y su referencia. Me aproximo desde lo femenino y el deber-ser para cuestionar esta identidad heredada.

Esta serie es la segunda fase de Yehudia (2020), un proyecto que explora y cuestiona mi herencia familiar, religiosa y cultural. Un fragmento fue expuesto en la exhibición colectiva «Aquí y también en otra parte» en el Centro de la Imagen de la Ciudad de México (Marzo 2024).

Maternidad
El arbusto de Moisés
  • En la preparación de la jalá (pan de trenza que se come cada viernes) hay una costumbre que indica que hay que tomar un pedazo de la masa, envolverla en aluminio y quemar en el horno. Esto en algún sentido de “humildad”. La preparación del pan se relaciona con la abundancia, la alimentación y prosperidad de la familia. Aunque también con el rol doméstico.

Si fuiste al museo, a continuación puedes leer más información sobre el montaje. El orden del texto comienza en la fotografía de la esquina inferior izquierda hacia la izquierda.

Orden de montaje en el Centro de la Imagen

Azar, 

libre albedrío,

la posibilidad de que no exista.

Que no haya destino, 

que este escrito. 

Un sinsentido. 

Hay una pregunta en la pared sobre el albedrío, las decisiones, y el tiempo que se vive en presente, pasado y futuro, eso son las monedas.

La luz alcanza muchas cosas: ilumina, esclarece, destapa, enseña, redunda, confunde, cega, impone, maravilla, impresiona y despierta. 

Todo y nada. 

No sé que digo, 

no sé por qué hago, 

pero hago. 

Esto dice 

y esto escribo. 

Empiezo por el principio para que también sea el final. En la pared hay un silencio que va de blanco; va de novia. Se habla del Shabat como la novia que recibimos cada viernes, el séptimo día, el día descanso, el de la pausa, del fin y comienzo. Pero, ¿qué es ser novia? ¿quién es la novia?

La novia es dos, 

a la vez,

un inicio, 

un final.

Es una era que acaba, 

otro tiempo que inicia. 

Un anhelo en piedra. 

Dicen que cuando te metes a la mikveh para hacer tevilá regresas al útero. La tevilá es un ritual de purificación que, de acuerdo con el judaísmo, es responsabilidad intrínseca, aunque no exclusiva, de la mujer. De una forma que desconozco, el agua que contiene a tu cuerpo te hace renacer. ¿Una metáfora para la transformación? Tal vez. Imagino una pausa en la respiración, y el agua como el camino.

Cuando yo era niña 

y mi bisabuela todavía vivía,

siempre me decía cumplidos y 

me recordaba que para protejerme

de todo mal de ojo

debía hacer figú atrás de mi espalda. 

Sus cumplidos fueron mi entrenamiento.

Eso era suficiente para espantar el mal.

Seguro cual candado.

El pulgar entre los dedos índice y medio.

“Higa”

¿Por qué pensaba que la gente me quería echar el mal de ojo? 

—Pon figu—, decía. 

Hoy no se me olvida. 

Shemot 3, La zarza de Moisés. Éxodo 3. Es un capítulo de la biblia escrito como la revelación. Habla de un fuego que no quema, y lo traduce en una paradoja sin espacio más que para algo divino. En el texto se describe una voz emanando de un arbusto que, a pesar de su incendio, no se consume. La voz declara estar sobre tierra sagrada y comanda una liberación. Así cuenta la historia, Ehyé asher Ehyé (seré el que seré), con amigüedad de nombre, Vayomer Adonay, el Eterno le indicó a Moisés el camino y su destino.

En la pared también hay algo luminoso.

No es el sol ni la luna, 

ni un cuerpo ni un astro. 

Es una luz que habita solo una fotografía.

Esta es la anécdota: la luz del sol entraba por el domo de la casa, la reflejé sobre la copa de Shabat y eso es la foto. Un astro. Uno inventado, algo pseudo celeste, totalmente consecuente a una acción y un experimento propio. Y se hizo la luz. Qué sencillo fue hacer luz. Aunque dar y hacer luz no es lo mismo. No, entiendo que no. Incluso dar a luz es aún más distinto, aunque en realidad no tanto. Visión, vista, claridad, encendido. Todo proviene del mismo lugar y es por lo mismo, por la luz. El día es por la luz, los colores son por la luz, mi nombre también es por la luz. 

Dar a luz

Dar luz

Dar

Luz

Eclipse