Nos han acabado la cabeza con choros sobre estigmas sociales y estereotipos femeninos. Cómo tiene que ser una mujer: que cargue con labial en su bolsa, que no salga sola…
Puedo decir que estoy harta de todo eso, del mismo discurso con palabras distintas dicho en diferentes foros y canales de televisión. Demasiadas vueltas se le han dado al asunto, tantas, que de nuevo comienza el fenómeno del círculo vicioso.
Tantas son las palabras que su carga se distribuye hasta perderse. Ser mujer es todo lo que ya sabemos que es, todo lo que nos han educado que es, todo lo que hemos visto en los medios que es y todo lo que hemos escuchado en los discursos feministas que es. Parece complicado, es complicado y nosotras lo complicamos más, así nos gusta.
Hay ciertos mantras que nosotras mismas nos repetimos:
“Me veo fea cuando sonrío”
“Se me ven los cachetes”
“He subido de peso”
“No sé cómo posar”
“Nunca me han tomado una fotografía”
“No soy fotogénica”
Fragmentos de los mismos argumentos tan repetitivos que ya nos lo creemos. Condenas auto impuestas. Y la más común y dolorosa: “No soy suficiente”
No hace mucho tiempo conocí a una mujer que se llama “Te Amo”. Tenía la mayor alegría en su sonrisa y su nombre tatuado junto al pendiente de un colibrí. Su padre. Él le dio su nombre. “Nabee Nadxieelii” “Te Amo” (en zapoteca) para que fuera incapaz de enfadarse con su hija, pues incluso si le levantara la voz, el nombre que estaría pronunciando sería amor puro.
Tuve la fortuna de fotografiar a Nabee Nadxielii para un proyecto interno de la Subsecretaría de Derechos Humanos, buscaban retratar a todas las mujeres del cuerpo de trabajo para conmemorar el Día de la Mujer.
Mientras fotografiaba a estas mujeres caí en cuenta de la admiración que sin haberlas conocido ya les tenía. Mamás, Señoras, el sustento de sus casas, el orgullo de sus familias, fuente de apoyo incondicional, bellezas, sonrisas cautivadoras, miradas de resiliencia, fuerza, carácter, misterio y experiencia; todo cargado por líneas de expresión como marcas en los árboles.
Ese día tuve la fortuna de conocer a muchas mujeres sobresalientes, dedicadas y hermosas. Les agradezco por ser ustedes las mujeres trabajadoras de nuestro México.
Todas las fotografías son de autoría propia, los derechos de uso fueron concedidos por los sujetos retratados y la Subsecretaría Mexicana de Derechos Humanos