LA SEXTA VELA

Hace un año, en éste mismo día de Janucá yo estaba en Polonia. Una experiencia que te carcome los huesos y enfría el alma; que te hace rebuscar en las razones de tu judaísmo, preguntar por tus raíces y cuestionar tu humanidad. Durante estos días festivos en los que celebramos la luz y los milagros recuerdo el juramento que hice tras ese viaje a Polonia.

Vista de los restos de un edificio de lo que era el Gueto de Varsovia

Aquí un fragmento de un texto escrito durante el avión de vuelta:

 Hoy, 30 de Kislev del año 5778 se enciende la sexta vela de la janukía. Hoy termina ésta Masá (travesía) tan extraordinaria. Y hoy mismo conmemoramos a seis millones de víctimas al encender seis velas de judaísmo. La luz en la Shoá se vio obligada a refugiarse dentro de cada víctima, viéndose obligada a escapar de la oscuridad, pues sabía que la extinción le perseguía.

    “אור” (or) es la palabra para luz en hebreo; tres letras a las que me permito agregar un símbolo. La vela, el fuego y el hombre que los une.  

    Mi juramento final de esta travesía tan particular, es prender cada sexta vela de Janucá en honor a todos aquellos que perecieron en manos de las razones equivocadas. Mi nombre es Orly (אורלי), Mi Luz. Y con el valor que las palabras nos otorgan, con la fuerza que nuestro nombre nos da, decido ver las velas prendidas.

Auschwitz 1